Una mujer de primeras veces
levanta el vuelo de la mañana en puntillas
destapa colores
y muda
se entrega a la luz
que discreta le guarda el gemido

cometas orbitantes de su astro

Una mujer de primeras veces aprieta el bosque
de lengua asida a sus lianas
se mece en su follaje
y desnuda
queda niña a merced de su aliento

A una mujer de primeras veces le yerguen semillas
las tuesta a saliva y pulso
muele sombras
se abre y redime al rezumante cacaotal
sin crujido posible

solo la luz desde el vientre escapa

Una mujer
de primera vez
liba su encarnado deseo
del sudor hace chispas
de flores enciende hogueras
con el ardor del astro se ciega y entrega

Mujer
primitiva
pueril
del fruto hombre que hace de letras yesca de la noche

Una mujer de primeras veces
guarda el vapor de las ventanas
pinta aves
y con Umbral espera

Algún melódico adagio
en una taza de cacao con Mahler
al clarinete de Mozart llenando esquinas
y al Pachelbel de puntillas al balcón
pizzicatos
esperando que despiertes
que destroces este reloj sin ti
y todas mis aves vuelvan
el cielo de mi boca
tuya.

A un hombre de primera vez
fiesta
Un mediterráneo
siendo espejo de alguna otra rama de mar
aturquesada
lejanía perdiéndose
en mis ojos

Un sorbo de ron siendo llama batida
una luna danzarina en el cuerpo
a cielo abierto

A un hombre de primera
una ducha con vista al mar
yo libando al astro
siendo ola
espuma
calma y furia
orilla y amor abisal
risa y travesura
homenajeando ardores

A él
cuerpo paraíso y hoguera
el sol en decolora
o se esconde

A él
que se sienta pulsando pausas
o relamiendo silencios
que se entrega a la brisa calma alado a mí

A ese hombre
mío
‘escribiendo’
y yo Bolero de Ravel
o tambores de San Juan

A él
bocanada de la noche con todas mis luces
confieso   fiebre   delirio   temblor

De mis redondeces dista la perfección y
estoy aquí
haciendo de peces corazón
cursilería
con el hombre

de mi primera vez.

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